Consecuencias del apego en el desarrollo humano
¡Bienvenidos nuevamente a nuestro blog semanal!
En el artículo anterior hablamos sobre el apego y sus tipos, mismos que se generan a partir de la relación o vínculo afectivo que se crea con nuestros cuidadores primarios desde el momento que en que nacemos.
De esta forma, la interacción que se genera es una de las principales formas en que introducimos información a nuestro cerebro; pero esta información no sólo se queda en el área cognoscitiva o intelectual, también afecta directamente nuestras emociones que, además, es la forma más rápida en que adquirimos el conocimiento y esas experiencias quedan grabadas en nuestra memoria.
Así, el tipo de apego que generamos con nuestros cuidadores primarios, establecerá los referentes futuros de nuestro desarrollo y comportamiento, y que, cabe mencionar, son a lo sumo dos (generalmente nuestros padres).
Sin embargo, no todos los apegos que se generan desde vínculo familiar son seguros y esto puede generar a largo plazo conflictos en todos los ámbitos en los que nos desenvolvamos.
Bien, ahora veamos qué consecuencias puede generar cada uno de los diferentes tipos de apego en el desarrollo de nuestras hijas e hijos (revisa las características de cada uno de los apegos en nuestro blog anterior).
Apego Seguro: Este tipo de apego ha demostrado que las niñas, niños y adolescentes se muestran más empáticos, son menos agresivos y tienen conductas más asertivas; por otro lado, en la adultez mantienen relaciones duraderas y de confianza, tienen una adecuada autoestima, son capaces de buscar apoyo social y son abiertos en sus sentimientos con amigos y sus parejas.
Apego Ambivalente: Durante la infancia y la adolescencia, tienden a desconfiar de extraños, son inseguros y extremadamente dependientes, además de generar sentimiento de rechazo hacia los cuidadores primarios por no sentirse protegidos por ellos. Por otro lado, en la adultez tienden a alejarse de las demás personas, son solitarios, sus relaciones sentimentales son inestables y de corta duración, ya que se comportan distantes y no son capaces de mostrar sus sentimientos, y estas rupturas les generan estados depresivos.
Apego Evitativo: Este tipo de apego provoca que, en la infancia y la adolescencia, se perciban las relaciones sociales como inseguras y eviten buscar figuras de apego (incluyendo a sus cuidadores primarios) en situaciones que les generen angustia o miedo, llegando a reprimir sus propias emociones para evitar el rechazo. En la etapa adulta, tienen problemas para expresar sus emociones en sus relaciones de pareja y sociales, además, no les genera angustia o depresión la ruptura de las mismas; lo que genera que las personas con este tipo de apego, tengan relaciones de pareja ocasionales de forma frecuente.
Apego Desorganizado: Este tipo de apego es el que genera mayores daños en el desarrollo de las personas, desde la infancia hasta la adultez; en la infancia y adolescencia, tienden a mostrar conductas contradictorias con sus cuidadores (pueden buscar su consuelo pero también los rechazan constantemente), las niñas y niños que fueron maltratados o incluso abusados, desarrollan miedo constante hacia sus cuidadores primarios, incluso llegan a generar estrés postraumático; por otro lado, tienden a refugiarse en pensamientos mágicos para evadir su realidad y están en constante estado de alerta, también tienen una pobre expresión verbal, tienen déficit de atención, de memoria y concentración, lo que genera una baja autoestima en ellas y ellos. Finalmente, en la adultez tienen dificultades importantes en el establecimiento de sus relaciones interpersonales, éstas suelen ser inestables y además se le dificulta ver a las demás personas en una realidad concreta (continúan con el pensamiento mágico evasivo y de un estado de hiper alerta); lo que en algunos casos llega a generar trastornos de la personalidad.
El apego, como lo pudimos leer en este artículo, es uno de los factores que inciden directamente en el desarrollo de todos nosotros en cada una de las etapas de nuestra vida; de allí la importancia de establecer un apego seguro desde el primer contacto con nuestras hijas e hijos.
Pero, ¿qué podemos hacer o cómo hacemos para desarrollar un apego seguro con nuestras hijas e hijos?
En nuestro siguiente blog, hablaremos de ello.
