Las emociones en la niñez y adolescencia después de la pandemia

Las cifras oficiales de decesos en esta pandemia causada por el Covid-19 alcanzan los 6.5 millones de personas en todo el mundo, mismo número de personas fallecidas durante la Guerra de los 30 años en Europa entre 1618 y 1638, con la diferencia de que la pandemia lo hizo en tan sólo 2 años y medio. Y aún es más abrumador cuando se rumora que la cifra negra podría ascender hasta los 15 millones de personas.
Este acontecimiento paralizó al mundo, centrando la atención a las personas que tenían enfermedades preexistentes que comprometían su sistema inmunológico, como el cáncer, la diabetes, la obesidad, entre otras, y a las personas de la tercera edad, catalogadas como población vulnerable.
Se cerró el comercio, las actividades recreativas, culturales y deportivas, además de las escuelas; lo anterior obligó a las familias a una convivencia intensa de 24/7, lo cual en muchos casos generó altos niveles de violencia familiar, sumados al estrés laboral y económico. Estados Unidos pasó de 1 suicidio por cada 10 personas en 2019 a 4 de cada 10 en 2021.
Y sin darnos cuenta, las niñas, niños y adolescentes pasaron a segundo plano debido a la urgencia de resolver los problemas mas emergentes, dejando de lado sus habilidades sociales y emocionales.
Lo anterior los impactó de manera importante física y psicológicamente, vulnerando sus derechos de recreación, de esparcimiento, de salud, de educación y, en muchos casos, a un lugar seguro, libre de violencia como lo era para muchos la escuela.
El confinamiento, la incertidumbre, el duelo, el estrés, la frustración, provocaron que nuestras niñas, niños y jóvenes se mantuvieran en constante estado de alerta, generando en ellos grandes cantidades de estrés y en muchos casos depresión, rezagos académicos y, quizá lo más importante, dejaron de aprender a vincularse los unos con los otros.
La Organización Mundial de la Salud ha determinado una tercera crisis (además de la económica y la sanitaria) “La Crisis Psicológica”.
En México, el 89% de las niñas, niños y adolescentes han presentado alteraciones conductuales o emocionales como resultado del confinamiento (Infancias Encerradas, CNDH, México, 2020).
Diversos estudios han determinado que las principales emociones que presenta la niñez y adolescencia en el país después de la pandemia son: la tristeza, el miedo, la soledad, el enojo, la ansiedad y la frustración.
Por eso es importante apoyar a nuestras hijas e hijos a que reconozcan sus emociones y aprendan a regularlas.
Aquí te damos algunos consejos para ti y tus hijas e hijos:
No te expongas ni los expongas a la sobre información; esto genera que aumenten los niveles de ansiedad; elige un momento del día para ver información y hazlo de fuentes seguras.
Enséñales a compartir y expresar sus temores y sus emociones; el reprimir lo que uno siente provoca a la larga problemas de salud. Recuerda que el ejemplo habla más que las palabras.
Establece metas cortas que puedas cubrir cada día, de esta forma tu cerebro se enfocará en objetivos concretos, lo que reducirá el estrés y la ansiedad.
Valora lo que tienes. El ser agradecido genera una sensación de bienestar, lo que te permite estar más tranquilo(a) y apreciar las cosas pequeñas que te brinda cada día.
Intenta enfocar y mostrarles el lado positivo de las cosas, es así como ellos aprenderán a visualizar que cada evento por más difícil que sea, tiene algo bueno que rescatar.